Navidad

Pues no… No voy te a desear feliz Navidad ni feliz año…

Yo te deseo coraje para decir basta, te deseo que olvides a quien se olvidó de ti, te deseo que puedas cerrar puertas y abrir ventanas, te deseo que no te conformes, que no te quedes con la culpa, te deseo que te atrevas, te deseo que te quieras, te deseo ojeras y risas, te deseo locura y magia, también te deseo errores para aprender, te deseo viento, para dejarte llevar, te deseo chispas en la mirada, colores para los días grises, paraguas para las malas tormentas y lluvia para calarte, te deseo «te echo de menos», te deseo abrazos de los que duran toda la vida cuando cierras los ojos, te deseo viajes y nuevos recuerdos, te deseo huracanes de emociones, que te hagan sentir, te deseo que te quieran sin que te necesiten, te deseo una nueva canción favorita y nueva fecha que te haga sonreír, te deseo besos bonitos, brindis con los labios y te deseo ganas… LAS DE SEGUIR.

FELICES FIESTAS!!!🌲🎅🍾⛄

Psiconutrición

Pues la navidad ya terminó, y un sentimiento que recorre a la mayoría de la población es el de que la cifra de la báscula es mayor que antes de las fiestas. Se comenta en las colas de las cajas del supermercado, en las tertulias de las cafeterías, en las puertas de los coles… Hemos cogido peso con los “excesos” navideños. Ahora toca quitarse los kilos de más rápidamente.

Y ahí es donde comienza el caos, el desorden el ataque frontal contra nuestro cuerpo y nuestra mente. Por que sí, mi querida lectora y mi adorado lector, los kilos no solo nos pesan en la báscula, mas bien nos pesan mayormente en la cabeza con las obsesiones que se instalan por estar “normales”, por no estar gordos, por no asumir que nuestro peso es solo un indicador de salud y no de belleza

Se inicia una etapa, que bien denomina un chiste gráfico que anda pululando por las redes: los juegos del hambre.

Si, ahora de repente nos da por pasar hambre, por no ingerir comida de forma saludable, si no mas bien privarnos y privarnos sin control de todo aquello que “a lo normal” y con las cantidades adecuadas y siguiendo la norma de 5 comidas al día, nos devolvería, poco a poco, a un peso equilibrado y sano. O por lo menos nutriría a nuestro cuerpo y a nuestro cerebro de todos aquellos elementos que se necesitan para estar en forma y sanos.

Al caer en esas dietas restrictivas y dictatoriales lo único que conseguimos es perder peso de forma rápida que luego regresará, mas tarde o mas temprano, y castigar a nuestra mente haciéndola pasar por una abstinencia que la enfurece, la deprime, y la trastorna (todo a la vez).

Hemos de ser conscientes de que no sólo se come con el estómago, sino que también nos alimentamos conforme la mente lo necesita, a veces es caprichosa y “necesita” chocolate de más y nos hace la pascua, pero para eso está nuestro control mental y nuestra capacidad de decisión jugando a favor de nuestro estado de salud.

En resumidas cuentas mi querido lector, mi adorada lectora, que tomes conciencia de que los excesos alimenticios de estas y otra épocas podrían no cometerse y/o ser más fáciles de subsanar si pusiéramos nuestro cerebro en orden y le diéramos las instrucciones pertinentes para que controlara la ingesta de alimentos (del tipo que sean, sean festivos o restrictivos).

No es tan importante lo que comemos entre nochebuena y reyes que lo que comemos entre reyes y nochebuena… Piénsalo.

Publicado en Adelanto Bañezano.

No dejes de reir

Hay una canción de Manu Carrasco que se titula “No dejes de soñar” (que a mi personalmente me encanta) pues yo quiero decirte hoy que “No dejes de reír”.

Reír es uno de los actos más beneficiosos para nuestra salud mental, para nuestro equilibrio emocional y para nuestro crecimiento personal.

Son muchos los beneficios a nivel físico y psicológico que se producen después de unas buenas risas, como por ejemplo:

  • Activa músculos que no utilizamos habitualmente. Cuando reímos a carcajadas se activan músculos que normalmente no se activan de ninguna otra forma
  • Fortalece nuestro sistema inmunológico. La risa hace que nuestro cuerpo genere más Inmunoglobulina A y linfocitos T, y se refuerzan nuestras defensas
  • Quema grasa corporal. Al reír, nuestro abdomen y diafragma se contraen, de forma que facilitan el proceso digestivo, eliminando grasa y toxinas de nuestro cuerpo, y mejorando la regulación intestinal.
  • Nuestro cuerpo recibe más oxígeno. Entre carcajada y carcajada, recibimos más del doble del oxígeno que respiramos en situación de reposo. Así nuestros músculos reciben aporte extra para moverse
  • Liberamos endorfinas. Cuando reímos, segregamos una hormona llamada endorfina, que está muy asociada a la sensación de felicidad. Cuanto mayor es la intensidad de la risa, más segregación de endorfina genera nuestro sistema nervioso, y con ello más sensación de placer y bienestar sentimos. Además, la risa también nos hace segregar dopamina y serotonina sustancias que combaten algunos trastornos del estado de ánimo como la depresión o la ansiedad.
  • Un potente antiestrés. Al reírnos se produce un estado de tensión – distensión en nuestro cuerpo que se convierte en una relajación activa y es una buena manera de combatir los pensamientos negativos y el lastre emocional.
  • Nos hace más sociables. Las risas en común pueden mejorar nuestras relaciones interpersonales.
  • Aumenta la autoestima. La risa nos permite dejar a un lado el sentido del ridículo y tomarnos la vida con buen humor y con más distensión, cosa que puede acarrear una mejora en nuestra autoestima.
  • Fomenta nuestro optimismo. La risa nos aporta un estado de ánimo positivo. Cuando estamos de buen humor, es habitual que generemos más pensamientos positivos. La risa puede servirnos para relativizar las dificultades y empezar a crear un buen estado mental que nos lleve hacia el optimismo.

En definitiva que reír es un ejercicio muy saludable y por ende acudir a un taller de risoterapia multiplica los beneficios de esta sencilla fórmula para alcanza “un poquito más rápido” la felicidad.

Publicado en Adelanto Bañezano

Levántate y…..

En verdad que a veces nos dejamos arrastrar por pensamientos, o circunstancias que no nos favorecen y nos ponemos a la defensiva sin saber muy bien ni a lo que ello nos lleva.

Reflexionar es un verbo que ejecutamos muy pocas veces en circunstancias de nerviosismo o estrés. Nos dejamos arrastrar por los pensamientos negativos que se generan en nuestra mente tras años de aprendizaje en el miedo de que algo terrible puede pasar si intentamos ver la cara amable de la vida.

Pues bien, querido lector, adorada lectora, no hay porque ser agoreros de nuestra  propia vida, ni “cenijos” de nuestra historia

Podemos levantar cabeza tantas veces como pensemos que no lo lograremos, y te preguntarás ¿Cómo? Pues no hay clave general de cómo afrontar fracasos o pérdidas lo que si hay es un amplio abanico de recursos que todos y todas poseemos y que en muchos casos desconocemos que los tenemos. Si comienzas por buscar en el pasado y en vez de centrarte en historias tristes, de vergüenza, oscuras o machacantes que te hayan sucedido y entre esa maleza encuentras las brillantes ideas que has tenido, las iniciativas que has tomado, los aprendizajes de los que estás orgulloso u orgullosa, los logros personales y grupales (e incluso sociales) de los que has sido partícipe…. Y seguro que un montón de “medallas” mas que te puedes colgar descubrirás lo maravilloso que es SER TU. Y una vez que puedas poner en valor todo ello podrás alzarte, levantarte y…

Puedes caminar, puedes crear, puedes disfrutar, puedes, en definitiva: VIVIR.

No nos enseñan de pequeños a sobrevivir, pero nos hacen tener miedo a no vivir bien. Rompe con esa limitación mental, porque no hay nadie en el mundo (en tu mundo) que merezca mas ser feliz que tu mismo.

Y no hablo de una felicidad de ir dando saltos por la calle ni recolectando margaritas, ¡no! Hablo de la felicidad de irte a dormir y sentirte en paz contigo mismo y en serenidad con el cumplir de la vida y del paso de los años.

La vida está hecha para caminar. Sólo tienes que ponerte en pie, siempre con pie firme, y siempre buscando la forma de no hacer daño a nadie, de no perjudicar, y no perjudicarte… Y las experiencias pasadas calíbralas en su justa medida que, ni lo malo es tan malo, ni lo bueno excelente.

Cree en ti, estate muy orgulloso u orgullosa de ser la mejor persona que puedas ser cada día y eso te pondrá en marcha.

Publicado en Adelanto Bañezano

Salir de la zona de confort

Hace quince días os contaba cosillas sobre lo que se denomina zona de confort. Ha sido una avalancha de consultas y todas giraban entorno a “cómo” salir de esa zona de confort.

Pues es tan fácil o tan complicado como te lo plantees. El vivir en nuestra zona de confort nos da una falsa sensación de seguridad. Hacer siempre lo mismo por miedo al fracaso, o a lo desconocido implica una falta de confianza en ti mismo y una disminución en la autoestima. Parece una paradoja, pero es así. Cuando nos retamos, cuando nos enfrentamos a situaciones límite crece nuestra autoestima.

La zona de confort está anclada a nuestras convicciones o creencias limitantes, nos hace vivir y relacionarnos en un micromundo en el cual todos y todo piensan y se desarrollan como nosotros. De lo que no nos damos cuenta es que las creencias se encierran en si mismas y el conocimiento se abre para descubrir y expandirse. Por eso tenemos que dar el salto a la zona de aprendizaje, para expandir nuestro horizonte y coger potencia para saltar a la zona de pánico.

Lo más importante para salir de la zona de confort es vencer a nuestros miedos y una de las mejores armas es conocer ideas, personas, lugares, situaciones y experiencias diferentes a nuestro día a día. Ver que es posible otro tipo de existencia.

La segunda premisa a tener en cuenta para abandonar la zona de confort es aceptar que la incertidumbre y el error forman parte del camino de la vida que tenemos que recorrer. Saber que nunca tendremos la certeza absoluta sobre cómo van a ocurrir las cosas, y que cometer errores es necesario para aprender y avanzar es una de las armas más poderosas para vencer a esos miedos de los que hablábamos antes.

Y en tercer lugar, pero no menos importante está la toma de decisiones. De esa sobre la que te escribía hace unas semanas, ¡esa! Tomar una decisión y trazar un plan para ejecutar esa decisión nos sacan con muy buen pie de la zona de confort.

Salir de la zona de confort te hará fuerte como persona, aumentará tu creatividad, ganarás autoconfianza, te llenará de experiencias nuevas que te enriquecerán, e incluso mi querida lectora, mi adorado lector te harán envejecer mejor… ¿No me crees? ¡Prueba y verás!

Nunca es tarde para decidir vivir mejor, ser más felices, o simplemente experimentar una vida plena.

¡Imagina lo que quieres… y trabaja para conseguirlo!

Publicado en Adelanto Bañezano